¿Qué clase de mundo prohíbe jugar?
- Miguelitor

- 24 jun
- 1 Min. de lectura
Una mesa de ping-pong cercada.
Cintas naranjas tensadas como barrotes.
Conos rojos y blancos que gritan:
“No. Aquí no se juega.”

¿En qué momento dejamos de permitirnos disfrutar?
El ping-pong, ese juego simple, donde dos personas se conectan a través de una pelota, ha sido silenciado.
El suelo azul, agrietado,
parece llorar abandono.
La cinta naranja, vibrante pero hostil,
corta la escena como un grito de advertencia.
El mensaje no podría ser más claro:
“Prohibido pasarlo bien.”
¿Y nosotros qué hacemos?
Obedecemos.
Aceptamos las reglas, aunque no tengan sentido.
Nos alejamos, sin cuestionar por qué el juego está fuera de límites.
Esta imagen no es solo una mesa rodeada por restricciones.
Es una declaración:
el control ha vencido a la alegría.Los espacios diseñados para unirnos se han transformado en zonas muertas.
Si eres fotógrafo,
pregúntate:¿Vas a capturar el mundo tal como es?¿O vas a usar tu cámara para decir lo que está mal?
Porque fotografiar no es solo mirar.
Es opinar.
Y mi opinión es esta: prohibir el juego es prohibir la humanidad.







Comentarios