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Lo que no te contaron de Doisneau: 5 hostias de realidad para tu fotografía

Todo el mundo habla de Robert Doisneau y se le llena la boca de "poesía", "belleza cotidiana" y "el París romántico". Pura mierda. Creen que el tipo iba por ahí dando saltitos y capturando sonrisas.

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Se quedan con "El Beso del Hotel de Ville" y no se enteran de que fue una puta puesta en escena.

¿Entiendes? INTENCIÓN. No un golpe de suerte.


Doisneau no era un poeta con una cámara, era un cazador con un ojo de bisturí. Y si quieres aprender algo de él, más te vale olvidar los cuentos de hadas. Aquí tienes 5 lecciones que de verdad importan, las que duelen.


1. Deja de buscar "humanidad". Busca las putas tripas.

"Busca la humanidad en lo cotidiano". ¿Qué coño significa eso? ¿Fotos de abuelos sonriendo? No me jodas. Doisneau no buscaba "humanidad", buscaba la verdad cruda que se esconde en un gesto. La tensión en una mirada, el cansancio en un cuerpo doblado, la puta comedia de la existencia en dos borrachos discutiendo. Deja de hacer postales. Apunta a las tripas. Documenta lo que la gente intenta ocultar, no lo que pone en el escaparate.


2. La paciencia es de depredadores, no de putos mirones.

"Sé paciente y discreto". Suena a que te sientes en un banco a ver la vida pasar. ¡Error! La paciencia de Doisneau era la de un puto francotirador. Estudiaba la escena, entendía los ritmos, preveía el movimiento y, cuando la presa estaba en su sitio, ¡PUM!, disparaba. No era discreto por timidez, era invisible por estrategia.


Si pasas desapercibido, la gente se quita la máscara. Mézclate en el entorno hasta que seas parte del puto aire, y entonces, ataca.



3. El humor es un arma, no un chiste.

"Juega con el humor y la ironía".

Esto no es el club de la comedia. El humor en una foto callejera potente es un puñetazo en la boca del estómago. Es la ironía brutal de un cartel publicitario de lujo junto a un mendigo. Es la absurda coreografía de la gente esquivando un charco. No busques el chiste fácil. Usa el humor para señalar las contradicciones, para desnudar la puta ridiculez de nuestras vidas.


4. La luz no se "aprovecha". Se somete.

"Aprovecha la luz natural y los entornos". ¿Aprovechar? ¿Como si fuera un puto cupón de descuento? La luz es tu cómplice o tu enemigo. Tú decides. Doisneau no "aprovechaba" la luz, la usaba para esculpir. Para esconder lo que no importaba en una sombra densa y para poner un foco de teatro sobre el rostro que contaba la historia.

El entorno no es un fondo, es otro personaje. Úsalo para enjaular a tus sujetos, para darles un contexto o para aplastarlos con su escala.


5. Si no te importa una mierda, tu foto es una mierda.

"Conecta emocionalmente". Esta es la única en la que casi aciertan, pero se quedan cortos. No se trata de "conectar" como si fueras un puto router Wi-Fi. Se trata de que te IMPORTE. Si la escena que tienes delante no te provoca nada –rabia, ternura, risa, asco–, baja la puta cámara.


Doisneau sentía las historias porque se metía en ellas. Tenía una opinión. Sus fotos no son objetivas, son declaraciones. Si no tienes nada que decir sobre lo que ves, tus fotos serán mudas. Y a nadie le interesa una foto muda.


Inspirarte en Doisneau no es hacer fotos bonitas. Es desarrollar un instinto asesino para la historia, una paciencia de cazador y los cojones de tener una opinión y plasmarla en un puto fotograma.


Deja de hacer fotos para decorar paredes. Empieza a hacer fotos que dejen cicatriz. Si estás listo para dejarte de hostias y empezar a trabajar de verdad, este es tu sitio.


 
 
 

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