El Día que le Robé a Dios (y me Hice Fotógrafo).
- Miguelitor
- 14 ago
- 4 Min. de lectura

AVISO A NAVEGANTES: SI TIENES LA PIEL FINA Y TE OFENDES CUANDO ALGUIEN HACE BROMAS SOBRE LA IGLESIA, NO SIGAS LEYENDO. LÁRGATE A LEER UN TEBEO, PORQUE ESTO QUIZÁ TE JODA EL DÍA. YO SOLO ESCRIBO MIS PUTAS MEMORIAS. Y LAS ESCRIBO PARA QUE VEAS MIS FOTOS. SI NO LO ENTIENDES, LA PUERTA ES GRANDE.
...Y Para más INRI, fui monaguillo con Don Miguel Ángel
Que conste: no es que lo pasara de putísima madre, pero tampoco lo pasaba mal. Era un trabajo. Sin sueldo, claro. Por amor al arte. O vete tú a saber porqué lo hice.
Sin exigencias, estaría bonito.
Tenía que estar ahí, hacer las cosas de monaguillo y aguantar el tipo en misa de siete. 45 minutos. Misa larga
Me aburría.
Joder si me aburría.
Me aburría como un ascensorista en su puto ascensor. Con todos mis respetos para los ascensoristas.
Tanto me aburría que me aprendí las misas de memoria. De pe a pa. Te juro que si un día el bueno de Michelangelo se hubiera puesto malo, salía yo y te clavaba la misa entera. Eso sí, con un toque más... personal. Más energético. Sex, drugs & rock and roll. Y si no hay rock and roll, pues tampoco pasa ná.
Y ahora, la pregunta del millón:
¿qué cojones tiene que ver un monaguillo con la fotografía?
Mucho.
Ser monaguillo me hizo fotógrafo.
Piénsalo.
Yo tenía un pase de backstage para el mayor espectáculo del pueblo.
Tenía un punto de vista que no tenía nadie más. Estaba en el puto altar. De espaldas al cura y de cara a la plebe. Tenía un palco VIP para ver la función. Y desde ese palco, aprendí a observar.
El momento de "daos la paz".
La paz os dejo la paz os doy
Creo que de haberla pedido yo hubiera sido con aire más fresco.
Saludos de esos de ¡otra caña por favor!.
Despelotes etílicos
Abrazos de futbolista
Si nos abrazásemos como futbolistas nadie estaría enfadao nunca y harbía más gente en las misas.
Imagina la situación
Daos fraternalmente la paz y....
todos al bollo
Como cuando Iniesta metió el gol del mundial
Luego salía con el cepillo a pedir cuartos.
Los pide el monaguillo pero éste no ve ni un duro
el que tuvo la idea se salió, por cierto.
Y ahí, joder....
Ahí lo veía todo.
Veía al que da
Al que no da.
Al que hacía el paripé de rebuscar en el bolsillo aún sabiendo que no iba a dar ná. Con dos cojones
Al que echaba un billete grande solo para que el de al lado lo viera.
Al que esperaba las vueltas.
Al que se hacía el sueco y miraba las vidrieras como si tuviera una revelación divina.
A la que te daba la moneda mientras cantaba ¨La paz esté con nosotros¨ a voz en grito.
Y a mis amigos, que se despelotaban de risa cada vez que pasaba a su lado. ¡Viva ser un chaval!
¡Viva el tener amigos!
Te digo una cosa: si hubiera aguantado más de monaguillo, la iglesia de mi pueblo tendría más dinero que el Real Madrid.
Ciempozuelos tendría catedral.
Porque yo era la puta gitana del romero. Pedía con insistencia.
Después, la comunión.
El momento de la hostia (y sí, me refiero al acto de comulgar, no seáis malpensados). Yo me fijaba en cuánto abrían la boca para que el cura "se la metiera".
Algunos querían ser siempre los primeros, como si la hostia se enfriase.
Otros ponían la mano como si se la fueran a guardar para el bocadillo de después.Y a otros les podía contar las caries desde mi sitio. ¡Más flúor, por Dios!
En ese segundo, con la boca abierta y la mirada perdida en el infinito, la gente está indefensa.
Desnuda.
De vez en cuando me reía porque me imaginaba el darles una hostia de verdad
esas que se esfriben con G,
de guantá
Cierran los ojos, abren la boca y toma cachetazo.
Pero cachetazo de broma, de esos que hacen reir al que lo recibe y aprender a tener los ojos bien abiertos
Ser monaguillo es un máster en lenguaje no verbal. Un seminario intensivo sobre la condición humana.
Y también aprendí otras cosas.
Aprendí a ser espabilado. Y a llevarme unas moneditas.
Si te he dicho antes que el monaguillo no recibe nada de la recaudación del día
en parte era verdad
y en parte mentira
Sí, joder.
Dios me perdone, porque lo he hecho.
No fue el robo del Dioni, pero metí la mano en la cesta más de una vez. Una moneda por aquí, veinte duros por allá. Un impuesto revolucionario por aguantar el coñazo y porque, qué cojones, tenía la mano muy larga.
Seguro que Dios no solo no me ha castigado, sino que le hacía gracia. (¡Un saludo, Dios!).
eso sí, si me pilla en épocas de Inquisición ibas tú a estar leyendo esto por los cojones.
El caso es que ser monaguillo me obligó a dos cosas que son la puta base de la fotografía: a ser espabilado y a MIRAR.
Y mirar, joder, mirar es el 97% de este puto oficio.
Es el privilegio de estar en el lugar adecuado y tener los cojones de no apartar la vista. De ver qué hay detrás de las caras de misa de siete.
En la iglesia o en la puta calle, el juego es exactamente el mismo. Y si te pilla con una cámara, pues mejor.
Si has llegado hasta aquí y no te has ofendido, enhorabuena, has entendido el punto. Si por el contrario crees que merezco la hoguera con cuatro o cinco herejes y alguna que otra bruja, te pido que vuelvas a leer el aviso del principio. La vida no es para ofenderse, es para observarla.
Amén.
Comentarios