¿Y tú quien cojones eres?

Siempre me ha gustado ver a la gente sentada en un banco. Y más aún si hay roce, si se tocan.

Me hace gracia que la gente se toque. No lo veo cómodo, se me pega el calor, la piel... Quizá es que yo soy un puto tiquismiquis de mierda.

Prefiero estar de pie, solo, sin sentir el calor ajeno.

Pero cada vez que veo a esa gente ahí, junta, en un banco, mi cabeza empieza a dar vueltas como una puta peonza.

¿Quién cojones serán?

¿Qué cojones están haciendo ahí, quietos, mientras el mundo sigue girando?

¿Dónde cojones vivirán y cómo? ¿Su casa olerá a limpio o a fritanga?

Y entonces me planto.

Delante.

Como un puto Miura a punto de embestir.

Con los pies clavados en el asfalto, sin esconderme.

Pero no embisto.

Solo espero.

Les miro a los ojos para que me miren. Llámame provocador, me la suda.

Busco esa conexión, ese puto chispazo de "¿y este gilipollas qué mira?".

Y una vez que me miran, una vez que sus preguntas se clavan en mis ojos... CLICK.

Les hago la foto y sigo mi camino.

Ahora la tortilla se ha dado la vuelta.

Ahora son ellos los que piensan. Les he dejado un regalo envenenado.

¿Quién cojones es el tipo que me ha hecho una foto?

¿Cómo se llamará?

¿Qué cojones estaba haciendo ahí, mirándonos como un puto depredador?

¿Y por qué cojones nos ha hecho una foto a nosotros?

El mundo, joder. El mundo está lleno de preguntas. Y yo no estoy aquí para dar respuestas. Estoy aquí para fotografiar