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Vivo en una puta Ciudad que no me responde

Actualizado: 3 sept

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Yo no saludo.

De toda la puta vida,

he sido un saludón.


Una puta anomalía genética de la felicidad.

Te cruzas conmigo tres veces en cinco minutos, y tres veces te comes mis buenos días.

Haberte dado la vuelta.


Si la Iglesia Católica fuera más lista, me pondrían en la puerta del Vaticano. No para dar hostias consagradas, sino para disparar balas de realidad.

Tendrían más fieles que en la puta Edad Media,


Porque cruzarse conmigo es salir bendecido a hostias.

Ni mejor, ni peor.

Es salir con un "¿qué pasa, fenómeno?" en la mochila.


Pero ahora vivo en Hong Kong.

La capital mundial del alma en cuarentena.


Ocho millones de cáscaras vacías, deambulando por una jaula de hormigón.

Aquí mi "buenos días" rebota contra sus caras como una pelota de goma contra un puto frontón.

Aquí mi "¿dónde vas, torero?" se pierde en un silencio de tumba.

Te cruzas con tu vecino y es como cruzarte con una farola.

Cero alma.

Cero vida.

Un obstáculo.


Subes al ascensor y eres invisible.

Un fantasma entre cadáveres con móvil.

El aire...

...se vuelve cemento.


Entras en una tienda y el tendero te mira como si le debieras la vida.

O dices qué cojones quieres, o la conversación nace muerta.


No es que deseen los malos días, no.

Para eso tendrían que sentir algo.

Aquí cada uno va a lo suyo.

A su puto y silencioso funeral personal


Caras de hormigón armao'.

Miradas de notificación leída y olvidada

Andares de pobre recién multao.


Aquí saludar es de necesitaos.

de débiles.

Es como admitir que necesitas algo del otro.

Y aquí nadie quiere reconocer a nadie,

no vaya a ser que le pidan un trozo de su puta alma muerta.


¿Que si me gusta Hong Kong?

Mucho


Pero odio esta puta plaga de simpatía cero.

Odio esta muerte en vida.

Así que he decidido ser el santo misionero del infierno.

El guerrillero de la vida.

Y por eso les saludo.

¡Para que se jodan!


Mi "buenos días" no es un saludo.

Es un jódete


A mi vecino le digo "buenos días, guapo".

Para que se joda.


En el ascensor les suelto un "¿qué pasa, fenómenos?".

Para que se jodan.


Y al tendero, antes de pedirle el choped, le pregunto: "¿qué se cuenta, torero?".

Para rematar la puta faena.

¡Siguiente!


No para ser amable.

...que también.

y además...


...provocar un cortocircuito en su sistema operativo de mierda.

Para recordarles,

aunque sea por un puto segundo,

que dentro de esa cáscara... una vez hubo un ser humano.


Que se jodan.

Y que tengan un buen día.


Por mis cojones.



 
 
 

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