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¡¡Vete a pelar boniatos!!


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Hoy he mandado a freír espárragos a un tipo. En español, que es la única lengua que me sale cuando me tocan las pelotas.

Y este casi me pilla con la bici.

Era oriental. Y se le ha visto en los putos ojos que me entendía.

Me ha contestado.


No tengo ni puta idea de lo que me ha dicho. Pero sé, con la misma certeza con la que sé que el sol quema, que me ha mandado a hacer puñetas en malayo, vietnamita o en el idioma que hablen en su pueblo.


Todos hablamos el lenguaje del enfado.


Lo he entendido.

No por sus palabras.

Por su cara.

Llámalo anatomía expresiva.

Llámalo como te salga de los cojones.


Y eso me ha dejado pensando. ¿Cómo cojones se mandará a la gente a la mierda en otros idiomas?

Supongo que habrá cientos de frases para indicar a alguien el camino opuesto al nuestro. Nosotros tenemos muchas maneras, pero hay una, una que no se puede igualar:


"Vete a freír espárragos".


Es una expresión graciosa, pero es una puta gilipollez.

¿Por qué freír? ¿Por qué espárragos?

Podríamos haber elegido "hervir cebollas" o "pelar boniatos".

Pero no.

Escogimos una combinación tan absurda que es casi poética.

Y dudo que un chino o un ruso entiendan la puta gracia de freír un espárrago para mandar a alguien a donde no queremos ir.


Por cierto, lo de "pelar boniatos" me ha gustado. Que me follen dos veces si no lo voy a decir a partir de ahora.


Pero volvamos a lo de antes. Hay algo que sí entienden. Algo que es más internacional que el agua y más antiguo que mear de pie.


La peineta. (Véase la foto, cojones!)


Esa es la verdadera anatomía expresiva.

Sacar el puto dedo corazón mientras cierras los otros cuatro. Eso lo entiende hasta un esquimal con manoplas.

No hay lugar a la interpretación.

No hay dobles lecturas. Es un poema de un solo verso.

Un verso que dice: "Jódete".


La cara del tipo al que has mandado a la mierda.

Tu propia cara al entender su respuesta.

Esas son las fotos que importan.

Son la prueba de que, al final, nos comunicamos con el cuerpo. La cara es el chivato del alma. Las manos son los putos subtítulos.


Y eso es lo que cazamos en la calle.

No fotografiamos ropa, ni edificios, ni pollas en vinagre.


Fotografiamos anatomía expresiva.

Fotografiamos el insulto silencioso, la risa que no se oye y la pregunta que se clava en los ojos.


El resto es puro relleno.

Ahora, lector, y con todo el cariño: vete a pelar boniatos.

O si lo prefieres,

comenta esta entrada aunque sea en latín

ya que lo domino desde hace unos pocos meses


 
 
 

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