SOY UN PUTO MARCIANO EN UNA CIUDAD HIPERMILLONARIA
- Miguelitor

- 11 oct
- 2 Min. de lectura

En mi pueblo somos todos el mismo puto cromo.
Guapos, feos, altos, del Atleti. Da igual.
Salidos de la misma fábrica. Cortados por el mismo patrón.
Bebiendo del mismo botijo durante generaciones.
Un puto estándar.
Soy de un pueblo entre Madrid y Toledo.
Pero podría pasar por ser de cualquier lado
Ponme al lado de Estocolmo y no desentono.
Hong Kong es igual. Otra puta fábrica.
Chinos por todos los lados
Mi mujer es de aquí. Cara de Asia. Podría ser de Tailandia, de Vietnam.
No lo sabrías. Otro estándar.
Y luego estoy yo. El de allí, viviendo aquí.
Un puto extraterrestre.
Se me ve a la legua.
En mi pueblo, uno más. Calvo, sí,
más guapo que la media, también.
Pero uno más.
Aquí no.
Aquí soy el puto mono de feria.
Llegan de la China profunda. De pueblos donde yo soy un alienígena.
Un espejismo con piel blanca, ojos claros.
barba roja de tres días y clavo
Un puto animal mitológico.
Me ven. Me rodean.
Me tocan la calva con el mismo placer que yo me toco las pelotas
Sacan el móvil. CLICK.
Quieren la prueba. El trofeo.
Me manosean como si fuera de cera.
Se miran el dedo, a ver si me derrito.
Se hacen fotos conmigo. O me fotografían solo.
El puto Hugo Boss.
Con dos cojones.
Me hablan. No entiendo una puta mierda.
Esperan algo.
Y yo se lo doy.
Es mi momento. Mi puta venganza.
Les sonrío.
Y les suelto lo que sé que funciona
Lo del perro de San Roque y su puto Rabo
porque un tal Ramón se lo ha cortado
Cojo carrerilla.
Las erres no son dobles.
Son REDOBLES DE TAMBOR.
El rugido de un bárbaro.
Se quedan con la boca abierta. Impresionados.
Intentan imitarlo. Fracasan. Se ríen.
Y yo me quedo ahí.
El calvo exótico.
El monstruo que les vende humo como si fuera oro.
No entienden nada.
Ni yo.







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