No Todas las Fotos Serán Perfectas, Pero Cada Una Te Acerca Más a Serlo
- Miguelitor

- 28 mar
- 3 Min. de lectura
Hola, fotógrafo:
Hoy vengo a dejarte algo claro, sin rodeos: "No todas las fotos serán perfectas, pero cada una te acercará más a serlo. La mejor foto es la que vas a capturar mañana."
¿Sabes lo que significa eso? Que no importa cuántas fotos malas tomes, no importa cuántas veces sientas que no estás logrando lo que quieres. De hecho, te lo digo sin filtro: esas fotos malas son necesarias. Son como una patada que te empuja hacia adelante, te enseñan más de lo que imaginas y te ayudan a crecer, aunque no lo veas en el momento.

Mis Fotos Malas y el Libro de Visitas
Cuando expuse mi trabajo en el Foreign Correspondents' Club (FCC) en Hong Kong, hice algo que muchos no se atreven a hacer. Para mi libro de visitas, no puse fotos "perfectas". Imprimí algunas decenas de fotos malas que había tomado a lo largo de mi trayectoria (y créeme, no son pocas).
Sí, fotos malas. Esas que normalmente escondes o borras porque te avergüenzan. Pero yo decidí pegarlas en el libro de visitas. ¿Por qué? Porque cada una de esas fotos tenía algo que decirme. Cada una tenía un mensaje implícito:
“Esto es lo que hice mal.”
“Esto es lo que aprendí.”
“Esto es lo que no volveré a hacer.”
Esas fotos malas me enseñaron más que cualquier taller, más que cualquier manual. Si hoy tengo un libro de fotografía, si he impartido decenas de talleres y si hoy puedo enseñar fotografía, es gracias a todas esas fotos malas que he tomado. Porque, sí, TODOS LOS DÍAS sigo tomando fotos malas.
Y no me avergüenza decirlo. ¿Sabes por qué? Porque cada una me enseña algo. Porque de los errores se aprende. Porque la fotografía es un aprendizaje continuo y, aunque te duela, nunca vas a saberlo todo.
Las Fotos Malas Te Enseñan Más Que las Buenas
Te lo digo de frente: si no estás tomando fotos malas, es porque no estás intentando lo suficiente.
Las fotos malas son las que te obligan a ver qué estás haciendo mal. Te muestran lo que no funciona:
Esa luz que no supiste manejar.
Ese encuadre que no pensaste bien.
Ese disparo que llegó un segundo tarde o un segundo antes.
¿Y sabes qué es lo mejor? Que esas fotos malas te llevan a algo más importante: encontrar tu estilo. Porque cuando te equivocas, empiezas a entender qué es lo que realmente quieres fotografiar, qué te mueve, qué te importa.
Así que, deja de esperar que todo salga perfecto. Deja de borrar cada foto que no te gusta. Esas son las fotos que te están enseñando a ser mejor.
La Fotografía Nunca Termina
La fotografía es un camino sin final. Nunca vas a llegar a un punto en el que digas: “Ya lo sé todo.” Siempre habrá algo nuevo que aprender, siempre habrá un error que cometer. Y eso es lo que la hace tan jodidamente hermosa.
Pero aquí está el truco: no te puedes quedar esperando.
No esperes a tener la cámara perfecta.
No esperes a que la luz sea la ideal.
No esperes a tener el momento perfecto.
Sal ahí fuera y dispara. Toma fotos malas, equivócate, prueba cosas diferentes. Porque la mejor foto que vas a capturar, la que realmente va a contar, es la que tomes mañana.
Reflexión Final: Tus Fotos Malas Son Tu Mejor Maestro
Si algo he aprendido en todos estos años es esto: la fotografía no se trata de perfección. Se trata de aprender, de crecer, de equivocarte, y de seguir adelante.
Tus fotos malas no son basura. No son fracasos. Son pasos necesarios para llegar a donde quieres estar. Son tu mejor maestro. Así que, deja de tenerles miedo. Abrázalas. Aprende de ellas.
Recuerda esto: "No todas las fotos serán perfectas, pero cada una te acercará más a serlo. La mejor foto es la que vas a capturar mañana."
Ahora dime, ¿qué fue lo último que aprendiste de una foto que no salió como querías? Escríbelo en los comentarios. Y si todavía no has tomado una foto mala hoy, ¿qué estás esperando?
Fotografía, aprende, equivócate y sigue disparando. Esa es la única manera de crecer. 📸







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