NI zapatos, ni cenicientas
- Miguelitor

- 6 nov
- 1 Min. de lectura

Leerme es como chupar una lija.
Incómodo.
yo incomodo
En serio.
La puerta está abierta.
Esto no es una suscripción obligatoria.
Es una esquina en la calle.
Te paras o sigues de largo.
Si te escuece, te jodes.
O te tomas la aspirina esa de la que hablas.
Me la suda.
Esto no es un negocio.
Es una puta necesidad.
Me cuesta dinero escribir en el blog.
Y el sueño.
Si quisiera ganar pasta con el blog, te contaría un cuento.
El lobo muere.
La princesa besa a una rana.
Colorín colorado
todos a dormir contentos.
Pero esto no es un cuento.
Ni zapatos ni Cenicientas
Esto es la calle.
Y aquí el lobo a veces gana.
Y la princesa acaba hasta el coño de esperar al del caballo blanco.
Ése, no viene.
Cuando estoy cabreado, escribo cabreado.
Cuando no lo estoy, también.
Porque el mundo ahí fuera no pide permiso para ser una mierda.
Yo tampoco se lo voy a pedir para contarlo.
Así que no me vengas con quejas.
Lee.
O lárgate.
Pero no me pidas que te lo ponga fácil.
La vida no es fácil.
Mis textos, tampoco.







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