Naciste Fotógrafo. Luego te vendieron la Puta Cámara.
- Miguelitor

- 30 jul
- 3 Min. de lectura
Estoy metido en un libro que es una puta bomba, una que te desmonta todas las gilipolleces que te han contado sobre este oficio. Se llama La Musa Precoz, del puto genio de Nani Boronat. Y no va de técnica, ni de cacharros. Va de antropología.

Suelta una verdad que te deja temblando: el fotógrafo no nació con la cámara. El fotógrafo, ese cabrón que observa, que elige un trozo del mundo y lo hace suyo, ha existido desde que el primer puto homínido se paró a mirar un atardecer y se le quedó grabado en la retina.
Y para que te explote la puta cabeza del todo, este sábado 9 de agosto, voy a charlar en directo con el propio Nani.
Hablaremos de fotografía, de filosofía y de la puta calle. Si esto te hierve en la sangre como a mí, no te lo puedes perder.
La Gran Estafa: Te han hecho creer que la magia está en el aparato
Miras tu cámara. La sobas. La deseas. Ahorras para ese objetivo nuevo que, te juras a ti mismo, cambiará tu vida. Crees que esa puta caja de plástico, metal y cristal es lo que te convierte en fotógrafo.
Qué puto error. Qué puta y jodida mentira te has tragado.
El primer fotógrafo no fue Niépce.
Fue un puto homínido, hace miles de años, grabando a fuego en su retina la imagen de un mamut contra el sol del atardecer.
Ese eres tú. Ese es tu puto origen. Todo lo demás es ruido de marketing.
La industria te ha vendido una estafa cojonuda. Te ha convencido de que necesitas su tecnología para poder crear. Que sin su último modelo, sin sus megapíxeles, sin su enfoque al ojo, eres un don nadie. Y tú has picado. Has confundido la herramienta con el puto artista.
Te pasas horas viendo reviews, comparando especificaciones, deseando el cacharro que no tienes, creyendo que ahí está la solución. Y mientras tanto, tu verdadero instrumento, el único que importa, lo tienes cogiendo polvo: tu puta capacidad de ver. De sentir. De elegir.
Tu Cámara No Crea una Mierda. Solo Obedece.
Aquí está la verdad que te libera y te condena a la vez: la cámara es una herramienta estúpida. Un martillo. Una pala. No tiene intención, no tiene alma, no tiene visión. Solo hace lo que tú le dices.
El verdadero acto fotográfico ocurre mucho antes de que tus dedos toquen el puto botón. Ocurre aquí, en tu puta cabeza y en tus putas tripas.
Ocurre cuando decides girar la cabeza. Cuando eliges un puto fragmento del caos del mundo y dices: "Esto. Esto importa". Cuando encuadras con tus ojos. Cuando retienes una emoción en tu memoria.
Ese homínido que vio al mamut no tenía una Leica. Tenía hambre, tenía miedo, tenía asombro. Y con eso hizo la primera foto de la historia. Una foto mental, sí, pero una foto.
Esta Verdad te Deja en Pelotas (Y sin Excusas)
Pero claro, aceptar esto es jodido. Porque si lo aceptas, se te acaban las putas excusas.
Ya no puedes culpar a tu cámara de mierda. Ya no puedes decir que necesitas un objetivo más luminoso. Ya no puedes esconderte detrás de la técnica.
Si tus fotos son una mierda, la culpa no es de tu equipo de 2000 pavos. La culpa es tuya. Por no tener nada que decir. Por no haber aprendido a mirar. Por salir a la calle con los ojos cerrados.
La fotografía no es una tecnología. Es un puto impulso humano. El impulso de señalar y decir "mira". El impulso de preservar un instante para que no se lo lleve el puto tiempo. El impulso de contar una historia sin abrir la boca.
Ese impulso lo tienes desde que naciste. Es tuyo. Es gratis. Y es infinitamente más potente que cualquier cámara que puedan fabricar jamás.
Así que deja de mirar catálogos y empieza a mirar hacia adentro. Empieza a entrenar tu ojo, tu intuición, tu capacidad de sentir.







Comentarios