Mi Puta Neura: Cómo Cazar el Rojo y el Amarillo en Mitad del Diluvio
- Miguelitor

- 4 ago
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 4 ago

Son las 5:45 de la mañana.
Y no, no me he despertado con el canto de los pájaros. Me ha despertado el sonido del mundo ahogándose. Las gotas de lluvia no caen, chocan. Son putos martillazos contra el cristal. Madre del amor hermoso lo que llueve cuando llueve en Hong Kong.
Mi primera reacción: reírme. Joder, ya tengo otra entrada para este blog que no lee nadie.
Mi segunda reacción: cagarme en el padre del dios de la lluvia. Sin blasfemar, claro. Con la resignación de saber que hoy, tampoco entreno. Otro día que mi cuerpo se queda en el dique seco. (lo de seco verás que no si sigues leyendo)
Pero la rueda no para.
Toca salir a trabajar.
Y claro, la cámara viene conmigo. Preparada. Amartillada. Lista para la guerra.
Y entonces, sin más, me golpea. La neura.
Una idea estúpida, arbitraria, sin ningún puto sentido. Hoy voy a buscar el contraste entre el color rojo y el color amarillo.
Podría haberme dado por contrastar hinchas de béisbol con catedráticos, pero a ver dónde cojones encuentro yo esa puta escena.
Así que me quedo con el rojo y el amarillo. Es mi gilipollez del día. Mi misión absurda.
Y bueno, después de esquivar coches con instinto asesino y de sentir el agua calándome hasta el alma, consigo la foto que abre esta entrada
No es para tirar cohetes, lo sé.
No es la foto de mi vida. Pero me la suda.
Porque lo importante no es la foto en sí.
Es la puta caza.
Y en medio de la caza, me he dado cuenta de algo: me está llamando la atención fotografiar los colores sin que se vea a la persona.
Convertir a la gente en manchas anónimas de color. Arrancarles la identidad y dejar solo la puta emoción cromática.
Es otro de los putos retos que nos lanza la fotografía. No se trata de lo que ves, sino de cómo eliges no verlo.
"¿Y cómo cojones haces eso en automático, Miguelitor?
¿Cómo le dices a la cámara que se olvide de la cara y se centre en el color de un puto paraguas?"
Ah, amigo. Esa es la magia. Esa es la herejía.
Eso lo explico en la comunidad.
Allí es donde destripamos cómo domar a la puta máquina para que obedezca tus neuras, no sus algoritmos.
Ahora, si me disculpas, voy a poner a secar los calcetines que son los preferidos de mi mujer.
A cazar colores, cojones.







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