Me cago en tus muertos Tirso

Soy de los que pierde el interés en el momento en que veo que te vas a enrollar.

Que te den.

Si no sabes contar una historia corta, te dan por culo y que hable contigo tu puta sombra.

A mí NO me mareas.

Y lo peor es que se me nota en la puta cara.

Hay gente que sabe disimular, pero a mí,

en cuanto has dicho una palabra de más, me escuchas hasta respirar.

Soy como las putas comadrejas que cuando están en peligro se hacen las muertas.

Con dos cojones.

Abren la boca y desprenden un aliento de haberse comido tres sándwiches rellenos de mierda solo para que las dejen en paz.

Así soy yo cuando me quieres dar la paliza.

No lo soporto.

Te aprecio...

pero a mí no me metes NI UNA PUTA CHAPA MAS.

En este mundo se puede ser de todo menos un puto pesado.

Y yo,

no lo llevo bien.

Se me ve incómodo.

bostezo por dentro y por fuera

me acuerdo de tu padre

a cada palabra

Se me quitan las ganas de vivir cuando no vas al puto grano.

te llenaría la boca de arena.

¡Tostonazo!

No es que mire para otro lado,

pienso el momento de darte un puñetazo

Prefiero perderte que encontrarte.

Adiós muy buenas, pelmazo.

Mira la puta foto.

El dueño de la palabra.

El puto conferenciante del parque.

El de la anécdota irrelevante.

Y ella... joder, ella soy yo.

Ella somos todos los que hemos estado atrapados en esa puta esquina.

Tumbada, como las comadrejas,

haciéndose la muerta,

mano en la frente, "Tierra, trágame".

A un segundo de empezar a oler a mierda para que el puto pelmazo se pire.

Pero desde hace años tengo una respuesta para estos dueños de la palabra.

Una puta escena de la película Amanece, que no es poco.

El camarero, gordito y calvo,

le está metiendo una paliza verbal a un cliente sobre poetas y formación humanística.

El cliente, hasta los putos huevos, l

o mira y le suelta la frase que debería estar grabada en piedra a la entrada de cada bar:

"Me cago en tus muertos, Tirso.

Me cago en tus muertos uno a uno.

¡La tabarra que me estás dando, Virgen Santísima!

Pero, ¿yo qué te he hecho a ti?".

Esa escena es mi salvavidas.

Mi puto botón de emergencia.

Y esa anomalía,

esa alergia a los charlatanes,

esa intolerancia a los pesados... e

sa puta escena también me ha ayudado a ser fotógrafo

Me hizo fotógrafo porque me enseñó qué coño tenía que buscar.

Me dio una misión: Cazar a los Tirsos del mundo.

Cada vez que veo a alguien dando la chapa,

acorralando a su víctima en un banco, en la barra de un bar, en una puta esquina... disparo.

Y en cada foto que hago,

me acuerdo de las comadrejas,

de lo puto intolerante que soy y de la cara de ese pobre diablo en Amanece, que no es poco.

Mis fotos no son arte.

Son un "¡Me cago en tus muertos, Tirso!" congelado para siempre.

No seas pesado nunca