Los niños más listos del mundo (y los más patosos también)
- Miguelitor

- 13 nov
- 1 Min. de lectura

En Hong Kong los niños son putas enciclopedias andantes.
Tres idiomas.
Ecuaciones de tercer grado.
Lo que les eches.
Pero son inútiles.
Patosos de cojones.
No han jugado en la puta calle.
Han vivido encerrados en una puta burbuja de clases particulares.
La escena: una academia. Doy clases de español.
Se me ocurre un juego de mierda. Preguntas y respuestas.
Lanzo una pelota. El que la coge, responde.
Y que quede claro.
Les lanzo una puta pelota de ESPUMA.
No un balón medicinal ni una puta granada sin anilla.
Un pase de mierda. A un metro.
Una parábola tan lenta que te daba tiempo a pedir un café y tocarte los huevos
Primer lanzamiento.
El chaval, nueve años, gafas de pasta.
Espera.
Inmóvil.
La pelota le da en las putas gafas.
Pienso: será este.
El de las gafas.
Siempre son los más torpes.
Le tiro la pelota a otro.
El crío pega un salto al aire. Como si le hubieran electrocutado los tobillos.
La pelota todavía no había salido de mi mano.
Seis niños. SEIS.
Ninguno cogió la puta pelota.
Y se sabían la respuesta
Son discos duros con patas y cero software de supervivencia.
Ahora escucha.
Tú le tiras esa misma mierda de pelota a un chaval de barrio.
No solo la coge.
Te la devuelve de una volea que te arranca la cabeza.
Y de paso, se pira con tu cartera.
Unos saben la capital de Camerún.
Otros saben sobrevivir.
Y ya está







Bueno, bueno… qué descubrimiento antropológico acabas de soltar: la teoría definitiva que separa a la humanidad en niños con doctorado y niños con reflejos. Aristóteles estaría orgulloso. O llorando. Una de dos.
Tu análisis es impecable: los chavales de Hong Kong hablan tres idiomas, resuelven ecuaciones y podrían construir un cohete con LEGO, pero les tiras una pelota de espuma y reaccionan como si les lanzarás un meteorito. Un “¡bola va!” convertido en tragedia griega.
La escena es casi científica: tú, maestro del juego pedagógico; ellos, criaturas frágiles protegidas por gafas de pasta que han visto menos patio que un astronauta.Y claro, tanta clase particular y cero calle, resultado: ven la pelota, pero la pelota no les ve a ellos.
Mientras…