MANUAL DEL ESCLAVO CONSCIENTE
- Miguelitor

- 30 sept
- 2 Min. de lectura

Yo tengo tiempo. Tú no.
Y si eso te jode, es tu puto problema.
No es suerte. Es una puta decisión.
La decisión de no ser un hámster en la rueda.
Curro lo justo.
Me invento la mitad.
Cobro y no gasto.
Punto.
Mi tiempo vale más que tu puta cerveza.
Y hace mucho que dejé de pagar rondas a futuros cadáveres.
El otro día, un colega.
Le digo de hablar.
Imposible. Las próximas DOS PUTAS SEMANAS.
Su horario es una sentencia.
De once de la mañana a nueve de la noche. Seis putos días a la semana.
Nadie le ha puesto una pistola en la cabeza.
Ha firmado él.
Ha elegido su propia puta cadena.
Y no, no me da pena.
Me da una puta risa helada.
Porque no le gusta. Porque no gana una mierda. Porque su futuro es una fotocopia de su presente de mierda.
Es el puto hámster perfecto.
Corre hasta reventar. Se queja del cansancio.
Y al día siguiente, vuelve a subirse a la rueda. VOLUNTARIAMENTE.
Y entonces te acuerdas del puto cuento.
El del pescador y el millonario de los cojones.
El que le vende treinta años de infarto, úlceras y divorcios…
…para acabar teniendo la vida que el pescador YA TIENE.
Pescar dos horas al día
La gente oye esa historia y sonríe.
Y luego pone el despertador a las seis de la mañana.
La puta historia se la suda. Es solo un cuento bonito para antes de volver a la mina.
Mi colega no es una víctima.
Es un creyente.
Un puto fanático de su propia esclavitud.
Un devoto de la rueda.
Cree en el "esfuerzo", en el "sacrificio", en la "recompensa futura".
Cree en la puta estafa.
La libertad no se gana.
Se arranca. Cada puto día.
El que no lo entienda no merece tiempo.
Merece la rueda.






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