ESE TIPO ES UN PAGAFANTAS
- Miguelitor

- 2 dic
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Mi mujer sabe que soy un agarrao.
Salgo de casa con 100 pesetas en el bolsillo por si me tomo un café.
Y si ella quiere algo, que lo pague.
No me gasto nada.
Ya vi en sus días las vacas flacas
y soy del puño cerrao.
El caso es que hace poco vino su prima, la que vive en Canadá.
Muy maja ella, por cierto.
Y se fueron a cenar:
mi mujer, su hermana y su prima.
Yo me quedé en casa,
no fuera a ser que me tocase pagar la cena de cuatro.
Esa noche cené un vaso de agua fría,
que llena el estómago.
Volvió tarde, se lo pasó muy bien
y cenaron en un japonés.
Ole sus cojones.
Me gusta cuando mi mujer se lo pasa bien:
una mujer contenta es una noche de gloria.
O eso pensaba el iluso de mí.
Me dijo que la cena no la pagó la prima,
sino su exnovio.
Y noté un poquito de sorna, como diciéndome:
“Ya la podías haber pagado tú”.
Ella sabe de sobra que yo no pago una cena,
y menos si no voy.
Y que, si voy, encima soy el que más come.
Pero no me reí por no pagar.
Me reí por lo del exnovio de la prima.
Pagafantas.
A ver si nos enteramos:
un hombre que paga la cena a los primos de su ex es un puto desesperado.
O le sobra la pasta hasta el punto de limpiarse el culo con ella,
o quiere volver a meterla en caliente.
No hay más.
Que me follen dos veces ahora mismo
si voy yo a pagarle la cena a algún primo de alguna exnovia.
Que les den por culo,
hablando mal y pronto.
Les deseo lo mejor,
que sean felices y coman perdices,
pero que las paguen ellos.
Se lo expliqué:
que eso no es ser un caballero,
ese tipo quería otra cosa.
No lo entendió.
O no quiso.
Llegó contenta,
y yo pensaba que esa noche no le dolería la cabeza…
me quedé a dos velas.
No hubo fiesta en la cama.
Eso sí,
tampoco di mi brazo a torcer.
No pago una cena a los primos de mis ex
porque no me sale de la punta del peine.
Que beban agua fría,
como yo.



Aquí tenemos al Fari del ahorro, al Chuck Norris de la peseta, al único hombre que puede entrar al Mercadona y salir ganando dinero.
Tu mujer ya te tiene calado: eres tan agarrado que cuando te rascas el bolsillo las monedas lloran.
Sales de casa con “100 pesetas” por si te da un mareo y necesitas un café. 100 pesetas. Eres tan vintage que ni la máquina de café te las acepta. Pero tú insistes por si cuela.
Y si tu mujer quiere algo, que se lo pague ella. Faltaría más. Por eso os queréis: ella compra y tú…tú guardas tickets por si hay devolución.
Llega la prima de Canadá, muy maja, muy simpática, pero claro…tú la ves comoun agujer…