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Entre el pasado y el caos: la cabina que no llama a nadie


Lo primero que notas es la cabina telefónica

Está ahí, solitaria, como un vestigio de otro tiempo, mientras todo a su alrededor parece moverse hacia adelante.

Es raro, casi nostálgico, pero funciona.


Después, el ojo viaja hacia el hombre apoyado en la pared.

Su postura relajada, la luz cálida que lo baña… parece estar aislado pero en paz.


Es un contraste interesante: una persona conectada con el presente frente a un objeto que ya es del pasado.


El cielo cubierto por la lona azul domina la parte superior.

Ese patrón texturizado y los cables añaden un toque de desorden que contrasta con la calma del mar al fondo.


Es como si hubiera dos mundos: el caos arriba y la tranquilidad abajo.


El fondo marítimo:


Los barcos y colinas dan profundidad.Son el telón de fondo perfecto, aportando contexto y una sensación de equilibrio en la composición.


Colores:

  • El amarillo cálido del edificio conecta con la luz del atardecer.

  • El azul oscuro de la lona añade contraste y un toque dramático.

  • El rojo oscuro del suelo enmarca la escena y aporta peso visual.


¿Qué nos cuenta esta foto?

Es una escena suspendida en el tiempo.

La cabina habla del pasado.

El hombre y los barcos, del presente.

Y el cielo azul rugoso, del caos que siempre está ahí, aunque no lo queramos ver.


¿Por qué funciona esta foto?

Porque no es obvia.Te hace pensar, explorar, buscar conexiones.Es sencilla en apariencia, pero compleja en narrativa.



 
 
 

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