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Bajé a cantarle las cuarenta a mi vecino. Subí con la hostia de mi vida.


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El cabrón de abajo va enchufado a la red eléctrica.

Un puto transformador con patas.


Cada mañana, a las siete, parece que se está pegando con Tarzán en el pasillo.

Un estruendo.

Un grito.


Y luego, el silencio.


Seguido de un ruido sordo, gutural.

Como si le estuviera haciendo una mamada a un búfalo.

Te lo juro.


Y me jode.


Porque yo soy el puto fantasma del edificio.

El que se descalza en la puerta para no molestar.

El que pide permiso hasta para respirar.


Ayer reventé.

Se me hincharon los cojones hasta la garganta.


Bajé las escaleras de tres en tres.


Le pillé en la puerta.

"Oye, tú. ¿Se puede saber qué cojones pasa ahí abajo? Porque esto no es una casa, es la puta selva".


El cabrón ni se inmuta.

Sonríe.

De oreja a oreja.


Y me lo suelta.

Energía.


ENERGÍA.


Joder.


Y ahí lo vi. CLARO.

No era ruido.

Era vida. Pura y puta vida sin filtrar.


Mientras yo abro la nevera de puntillas, él está abajo reventando la casa porque le sale de dentro.

Porque está lleno.

Porque HIERVE.


Entendí que hay dos formas de estar en el mundo.

Los que intentan no molestar.


Y los que VIVEN.


Y uno de los dos es un gilipollas.


Y no es él.

 
 
 

4 comentarios

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zahir
24 nov

Eres el ying y el vecino el yang. Partes de la vida y ambos necesarios. Andamos como en tu fotografía, borrosos, prolijos y como en un cuaderno, por los renglones! Habrá que desaprender un poco para poder garabatear. Saludos

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Habrá que desaprender un poco para poder garabatear. ME ENCANTA. Gracias Zahir!

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Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Amigo, después de leer esto me he dado cuenta de que tu vecino no es una persona: es una central nuclear con DNI. Ese tío no baja al portal, irradia. Normal que a las siete de la mañana suene como si Tarzán se estuviera peleando con una lavadora industrial. Eso no es ruido: son sus vibraciones espirituales en Dolby Surround.

Mientras tú vas por la vida en modo ninja, descalzándote hasta para abrir un yogur, el colega de abajo está viviendo en modo festival de heavy metal. Tú, fantasma; él, verbena. Tú, puntillas; él, percusión africana en el pecho.

Y encima el mamón sonríe. Como si se alimentara de romper tabiques. Que le preguntas qué pasa y te responde “ENERGÍA”, así,…

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jejeje, buenísimo Enrique!!, me encanta. Él, verbena, yo, puntillas, él, percusión africana en el pecho.

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