Virtuosos de escaparate
- Miguelitor

- 30 oct
- 2 Min. de lectura

Ayer te lo dije: me la suda cambiar de opinión.
No le debo lealtad al que fui hace dos minutos.
Hoy te hablo de ellos.
De esa raza de hijos de puta que me pone enfermo.
Los que siempre sonríen.
Los que siempre asienten.
Los que siempre están de acuerdo.
De esos ya no me fío ni de uno.
Los veo en todas partes.
El pelota que le come el culo al jefe y luego lo despelleja en el café.
El del lacito en la solapa por la causa de moda, que luego pisa al de al lado para pillar un taxi.
El familiar que te habla de unión en Navidad y te clava un puñal por la espalda en enero.
Son los virtuosos de escaparate.
Los traficantes de moralina.
Su bondad necesita público.
Su generosidad necesita un recibo.
Su decencia necesita un puto aplauso.
LA VIRTUD AUTÉNTICA NO NECESITA TESTIGOS.
La hipocresía, en cambio, se muere si no la mira nadie.
Te venden que es moral. Que es lo correcto.
Mentira.
Es miedo.
Pánico a que el rebaño te señale. Pánico a quedarte solo.
Es más fácil decir lo que todos quieren oír que defender una verdad que te deje sin amigos.
Han convertido la palabra "bondad" en un puto chiste.
La han vaciado a base de usarla para venderse.
Es una fruta de cera. Preciosa por fuera. Puta nada por dentro.
¿Quieres saber quién es de verdad y quién es un farsante?
La prueba del algodón es una gilipollez.
La prueba de verdad es apagar la luz.
Quítale el público. Quítale los likes. Quítale la palmadita en la espalda.
Y mira qué cojones queda.
A la mayoría, nada. Un puto vacío.
Así que deja de buscar la aprobación.
Haz algo bueno cuando NADIE te ve.
A ver si tienes cojones.
Elige: o el aplauso o la verdad.
No se puede tener todo.







Cuanta razón tienes, si los dejamos al desnudo, se verán esas miserias que adolecen y que tapan con sus buenas acciones de cara a la galería.
Cambiar de opinión es de sabios.
Muy bueno Miguelitor