50 Cielos para Gordo
- Miguelitor

- 25 abr
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept
Hoy quiero contarles una historia. No es bonita, no es alegre, pero es verdadera. Es una historia de amor, de ausencia y de cien mil cielos.
Gordo.
Hoy cumplirías 50 putos años.
Hace dos que te fuiste y tu ausencia es cemento.
Hay días que me aplasta.
Otros, aprendo a cargar con el puto peso.
Este año te he hecho un regalo.
Cincuenta cielos.
Uno por cada año.
Son tuyos.
Miro arriba porque es el único puto sitio que nos queda.
El único techo que compartimos.
Y te busco en las nubes, en las putas estelas de los aviones, en la luz de mierda que se cuela entre los edificios.
No son cielos bonitos.
Son cielos duros. Grises. Planos.
Cielos de Cemento.
Como la canción que ponías en el camión.
Esa es la alarma que me despierta cada mañana.
"Hoy el cielo es de cemento, parece que Dios está muerto…".
Un recordatorio.
Para que no se me olvide.
El ruido está ahí porque así suena el silencio sin ti.
La dureza está ahí porque así es vivir sin ti.
Cada cielo es un intento de encontrarte. De hablarte.
Aquí abajo seguimos. Papá, mamá, las niñas... todos.
Hacemos lo que podemos.
Cada uno se apaña con su trozo de cemento.
Hoy no hay fiesta. No hay brindis.
Que le jodan a las fiestas.
Celebrar no es bailar. Es recordar. Es pensar. Es amar.
Y yo hoy celebro tu puta vida.
Cincuenta cielos, Gordo.
Ahí los tienes.
Y que se joda el olvido.
Esto es por ti, hermano.
SIEMPRE.







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