Para que la experiencia sea aún más completa, junto a tu fotografía recibirás, sin ningún coste, un ejemplar de mi libro. Es mi forma de agradecerte por llevarte un trozo de mi mundo a tu casa.
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Te pasas la puta vida corriendo.
Hacia una meta que no existe.
Te lo han vendido bien, el puto sueño. La zanahoria delante del burro.
Y tú, a trotar como un gilipollas.

Hay una historia que conoces. La del pescador y el turista.
Pero la gente la cuenta mal. Con suavidad.
Y esto está hecho para joder.

Un rico con reloj caro y cara de estar perdonándote la vida, de vacaciones en un pueblo de mierda.
Cada mañana, la misma puta escena.

Un pescador local sale con su barca. Vuelve a las pocas horas.
Con cuatro putos peces. Lo justo.
Y se pira a su casa. A vivir.

El del reloj caro no lo soporta. La puta ineficiencia le corroe.
Un día se acerca.
Le pregunta por qué cojones no trabaja más.

El pescador le mira. Sin prisa.
Y le devuelve la pregunta.
Que para qué.

El gilipollas se viene arriba. Se cree un puto gurú.
Le suelta la charla. El plan maestro para cambiarle la vida.
Trabajar más horas para pescar más.
Pescar más para ganar más dinero.
Más dinero para un barco más grande.
Un barco grande para contratar gente. Montar una puta flota.
Hacerse asquerosamente rico.

Termina el discurso, orgulloso de su propia mierda.

El pescador no ha cambiado el gesto.
Y repite la misma puta pregunta.
Que para qué cojones quiere todo eso.

El turista, ya al borde del colapso, le grita la respuesta.
Para tener dinero. Para tener tiempo.
Para poder retirarse joven.

El pescador levanta una ceja.
Y vuelve a preguntar.
Que para qué cojones quiere retirarse.

El rico escupe la recompensa final.
Para poder tener su propia barquita, salir a pescar solo dos o tres horas y coger unos cuantos peces.

El pescador no dijo nada.
El otro gilipollas había tardado un plan de diez años en describir, paso por paso, la puta vida que el pescador YA TENÍA.

Esa, joder, es la estafa. La puta carrera de la rata.
Te venden un sueño que consiste en trabajar como un cabrón para poder, al final, vivir como el tipo que nunca entró en el puto juego.

La próxima vez que un listo con reloj caro te hable de "oportunidades", míralo a los ojos.

Y deja que tu silencio le haga la única puta pregunta que importa.
A ver si la entiende.