Hace un par de días fue el día internacional de la mujer y hablando con Winnie, mi compañera de vida, le preguntaba cómo podía participar yo en este día. Voy a resumir la conversación porque sé que te la trae al pairo lo que hable yo con mi señorísima esposa.
-A ti te gusta mucho la fotografía - Me dijo- ¿Hay alguna fotógrafa que te emocione?. Si es así, ahorra un poco de dinero, te compras una foto o un libro de ella y lo escribes en tu blog acerca de ella para que nunca se te olvide.
De sobra sé que mi mujer está harta de ver cómo recibo libros y fotografías que ¨voy comprando¨ cuando la economía no está para tanto Hobby y pasión, ya son muchas (sobre todo fotografía que he intercambiado con otros fotógrafos/colegas) y no tenemos mucho más espacio, no sólo en la pared (no hay hueco en blanco) sino en mi casa tamaño hogar de Hong Kong, aún así, veré lo que puedo hacer. Compraré algo, seguro.
Después de esta conversación, me vino a la cabeza numerosas fotógrafas tanto de España como de otros países, ¡las hay cojonudamente buenas! ¡Muy buenas! Apunté en mi cuaderno/diario de fotografía el nombre de algunas que me sabía de memoria, gugleé (la primera vez que digo y escribo esta palabra en castellano, que significa haber buscado en google) mujeres fotógrafas y vi el trabajo de otras tantas. Vuelvo a repetir, ¡Las hay muy buenas! ¡qué visión la femenina! (ya tengo otra cosa de la que hablar e investigar para darle otra entrada al blog.
Podía haber hablado de Gerda Taro, Dorothea Lange, Isabel Muñoz, Vivian Maier, Annie Leibovitz, Joana Biarnés, Diane Arbus, Ouka Leele, Berenice Abbot, Cristina de Middle, y cientos más que encontré/descubrí y me emocionaron, pero fue acordarme del trabajo de ¨La España oculta¨ de Cristina García Rodero que tengo que escribirlo en este blog para cómo bien dice mi mujer, no se me olvide nunca jamás. He de decir que, una vez he leído la entrevista que he traducido para esta entrada, reconozco que el trabajo de Cristina García Rodero en aquellos tiempos, en aquella España tan difícil (incluso mucho más para mujeres ¨y fotógrafas)¨ No es más que digno de alabar y tener con nosotros. Felicidades por tu labor, valor y fotografías Cristina.... y muchísimas gracias.
Acerca de Cristina García Rodero
Cristina García Rodero nació en Puertollano, España. Estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Madrid antes de dedicarse a la fotografía. Consiguió ser profesora y trabajó a tiempo completo en la enseñanza. Durante los siguientes 16 años, también se dedicó a investigar y fotografiar fiestas populares y tradicionales -religiosas y paganas-, principalmente en España, pero también en toda la Europa mediterránea. Este proyecto culminó en su libro España Oculta, publicado en 1989, que ganó el "Premio al Libro del Año" en el Festival de Fotografía de Arles.
Ese mismo año, García Rodero obtuvo también el prestigioso premio de la Fundación W. Eugene Smith. El valor documental y etnológico de su obra es considerable, pero la calidad estética de su fotografía la convierte en algo más que un simple registro visual.
En los últimos años, García Rodero ha viajado por todo el mundo en busca de otras culturas con tradiciones particulares. Durante un periodo de cuatro años, fue varias veces a Haití, donde ha documentado rituales vudú, produciendo una serie de expresivos retratos y escenas conmovedoras flanqueadas por atractivas observaciones documentales. Rituales en Haití se expuso por primera vez en la Bienal de Venecia de 2001.
Cristina García Rodero ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Fotografía en 1996 en España. Su obra ha sido ampliamente publicada y expuesta a nivel internacional. Ha publicado varios libros y es miembro de la agencia Vu desde hace más de 15 años. García Rodero se unió a Magnum en 2005 y se convirtió en miembro de pleno derecho en 2009.
La España Oculta
Fuente: Magnum (entrevista leída en la página oficial de Magnum y traducida por Miguel Marina para los miembros de este sitio, sin ninguna otra finalidad que dar a conocer el trabajo de esta gran fotógrafa)
Cristina García Rodero recuerda que se hizo amiga de carteros y panaderos para acceder a pueblos remotos de España, documentando sus ritos y tradiciones, y la desaparición de la España oculta que amaba
Cuando la fotógrafa española Cristina García Rodero se fue a estudiar arte a Italia, en 1973, comprendió perfectamente la importancia del hogar. Sin embargo, su estancia en el extranjero forjó un interés más profundo por lo que ocurría en su propio país y, como resultado, a la edad de 23 años, García Rodero regresó a España y comenzó un proyecto con el que esperaba capturar la esencia de las innumerables tradiciones, prácticas religiosas y ritos españoles que ya estaban desapareciendo. Lo que empezó como un proyecto de cinco años acabó durando 15 y se convirtió en el libro España Oculta, publicado en 1989. A sus 39 años, García Rodero había conseguido recopilar una especie de enciclopedia antropológica de su país.
La obra también captó un momento clave de la historia de España: la muerte del dictador Franco en 1975 y el inicio de un periodo de transición, algo que afectaría enormemente a la forma de vivir y representar las tradiciones y ritos culturales de la nación a partir de entonces.
En conversación con Irene Baque ( documentalista española que vive en Londres) García Rodero reflexiona no sólo sobre lo mucho que ha cambiado España, sino sobre cómo su pasión por fotografiar rituales y tradiciones de todo el mundo se ha visto afectada por la globalización y la era de Instagram.
Entrevista a Cristina García Rodero
P: Recibió una beca para estudiar fotografía en Florencia. ¿Cómo influyó esa época en el inicio del proyecto que acabaría siendo España Oculta?
Acababa de terminar la carrera de Bellas Artes y me fui a Florencia a estudiar fotografía en una escuela que, sinceramente, era mala. Pero la falta de enseñanza allí me animó a salir a la calle, a empezar a hacer trabajos de reportaje en solitario.
El proyecto nació de la soledad. Soledad que me hizo pensar mucho en casa. Tenía nostalgia de España. Y trataba de descubrir y aprender más sobre mi país de origen. A través de esta investigación descubrí algunas de las fiestas más populares. Y con ello descubrí un mundo que era para mí tan rico, tan extraño, tan misterioso, tan alegre, tan absurdo, tan ridículo, tan grande, tan creativo, tan violento... Había tantas cosas que existían al mismo tiempo en nuestras tradiciones, que me sorprendió que nadie se hubiera dedicado ya a retratarlas.
En aquel momento pensé que podría hacer algo en cinco años, pero al final tardé quince. Cuanto más investigaba, más encontraba. Y se convirtió en un reto para mí, descubrir estas tradiciones ocultas, darlas a conocer, hacer que no se pierdan en la historia.
"Las telefonistas, todas ellas mujeres, se convirtieron en mis amigas. Me ponían en contacto con los ayuntamientos correspondientes, las comisarías o los pequeños bares de estos pueblos"
P: Teniendo en cuenta la cantidad de fiestas y tradiciones menos conocidas que tiene España en la actualidad -en cada pueblo y ciudad- no puedo imaginar el reto que debió suponer para una joven veinteañera, en plena dictadura y sin un recurso como Internet, ir a buscarlas.
Encontrar la información se convirtió en una verdadera obsesión. Durante esos años, a cualquier persona que se sentaba a mi lado en el tren o en un autobús le hablaba preguntándole: "Disculpe señor, ¿de dónde es usted? ¿Hay alguna tradición o fiesta en el pueblo de donde es usted? ¿Y en los pueblos de alrededor?". Lo mismo preguntaba en los bares o en cualquier tienda a la que entraba. Se convirtió en una verdadera necesidad para mí encontrar y documentar estos aspectos tradicionales de la vida española.
Las telefonistas -que eran todas mujeres- se convirtieron en mis amigas. Me ponían en contacto con los ayuntamientos correspondientes, las comisarías o los pequeños bares de estos pueblos, que a su vez me informaban de las próximas fiestas. A menudo ni siquiera había taxis que me llevaran a esos pueblos. Tuve que entablar amistad con carteros y panaderos, que me llevaban desde las grandes ciudades más cercanas a estos lugares más pequeños. Mis mejores informadores eran los camioneros, los indigentes y, por supuesto, los propios organizadores de las ferias de verano.
"Todos éramos muy conscientes de que éramos testigos privilegiados, de que la España en la que estábamos y que veíamos estaba a punto de cambiar"
Así, este estudio antropológico en profundidad se convirtió en mi vida. No era tan consciente del tesoro que estaba creando, sólo me importaba el trabajo y el esfuerzo que había puesto en él. No quería que se me escapara ningún pequeño detalle: para mí todo era importante.
Quería dar a conocer nuestras tradiciones, nuestras fiestas, nuestros rituales. Quería mostrar nuestro pasado. Pero también quería reflejar nuestro presente y nuestro futuro. Junto a otras personas que trabajaban documentando estas fiestas conmigo, todos éramos muy conscientes de que éramos testigos privilegiados de que la España en la que estábamos y que veíamos estaba a punto de cambiar. Sabíamos que teníamos que documentar tanto el cambio como lo que lo había precedido.
¨El reportaje es una escuela de vida. Sus aprendizajes se basan en errores y equivocaciones"
P: Desde el punto de vista fotográfico, ¿cuál fue su enfoque del proyecto? ¿Qué momentos de estos festivales quería capturar?
En cuanto al enfoque de las tomas, me gustaba fotografiar cuando el día estaba casi terminado, y la gente se había relajado un poco más. Cuando han hecho sus deberes y se sienten satisfechos de su trabajo. O eso, o me gusta fotografiar cuando se están preparando y están distraídos o no se dan cuenta de mi presencia. Es entonces cuando puedo retratar las verdaderas escenas ocultas o los momentos familiares. Este tipo de imágenes puede no representar del todo la fiesta o la tradición en cuestión, pero creo que hablan mucho más de los seres humanos que participan en ellas.
P: en el momento de fotografíar, ¿cuál era su postura ante el entorno? ¿Qué le pareció tener que navegar entre grandes masas de gente? ¿Le supusieron estas situaciones alguna dificultad especial?
Mi formación en aquella época, fotográficamente hablando, era hacer retratos y no tenía ni idea de lo que era el reportaje, pero las fiestas significaban movimiento y acción. Si quería fotografiar esos momentos tenía que ser rápida. Así que aprendí mientras disparaba lo que era el reportaje. Aprendí a cambiar rápidamente de objetivo, cuál debía ser mi posición para no molestar a los demás, a respetar a las personas y los acontecimientos sin perderlos. El reportaje es una escuela de vida. Tus aprendizajes se basan en los errores y las equivocaciones.
"La cámara te ayuda, pero el motor es tu corazón o tu cabeza. Tener cubiertos de plata no va a hacer que tu comida sepa mejor"
P: Las fiestas y, para mí, especialmente las fiestas en España, son todo color. ¿Por qué decidió fotografiar en blanco y negro?
Al venir de mi formación en bellas artes, el color era fundamental para mí. Pero sentí que este proyecto tenía que hacerse en blanco y negro porque para mí es más expresivo. Tiene menos elementos creativos. Te aleja de la realidad, te da una sensación de misterio y una poesía que no se consigue con el color. Cuando disparas en blanco y negro, la imagen tiene que ser buena o no sirve para nada.
P: Durante la dictadura el país cerró sus puertas al resto del mundo. Las revistas y periódicos extranjeros no llegaban a España y las películas americanas eran dobladas y censuradas. El arte no era algo a lo que se animara a dedicarse. ¿Cómo consiguió la formación y las cámaras?
Yo era muy ignorante, apenas sabía nada de fotografía. Intenté comprar revistas de fotografía, pero era muy difícil encontrarlas en España. Así que fui autodidacta con la ayuda de cursos que hice por correo.
Vivía en Madrid con mis hermanas y daba clases de bellas artes durante la semana. Con lo que ganaba en la enseñanza, invertí en mi primera cámara, una Pentax, y algunos rollos de película. Mis hermanas me permitieron montar un laboratorio fotográfico en el pequeño baño de casa para poder revelar mis propias fotos. Y cada fin de semana, festivo, Navidad o Semana Santa, me ponía en marcha para hacer mi trabajo.
Mucha gente me decía: "¿Por qué usas una Pentax? Deberías usar una Leica o algo mejor. Pero siempre he intentado desmitificar la cámara. La cámara en sí misma no te lo va a dar todo. La cámara te ayuda, pero el motor es tu corazón o tu cabeza. Tener cubiertos de plata no va a hacer que tu comida sepa mejor.
"Tienes que creer en ti mismo. Nadie más lo hará. Se rieron de mí antiguos colegas"
P: Teniendo en cuenta que no tenías formación en fotografía ni experiencia para intentar hacer un proyecto tan grande, ¿cómo te empeñaste en llevarlo a cabo?
A pesar de la poca formación que tenía, sabía que era capaz de publicar un libro y hacer una exposición con mi trabajo. Lo sabía. Era sólo cuestión de tiempo, me dije, sé que podía. Tienes que creer en ti mismo. Nadie más lo hará. Se reían de mí antiguos colegas que decían: "No durará más de dos años"...
Mi objetivo era hacer un gran trabajo. En general, todos los creadores dejan el trabajo de toda una vida. Tienen carreras largas y llenas de obstáculos y muchos abandonan por el camino, se cansan de luchar. Requiere tanto sacrificio y tan poco reconocimiento...
Para ser sincera, todavía no sé de dónde saqué las fuerzas para hacer un esfuerzo tan grande. No tenía dinero, ni coche, ni información. Sólo sabía lo que quería hacer.
P: Tu generación ha vivido muchos cambios. Usted nació en una dictadura y ha visto evolucionar el país hasta convertirse en lo que es hoy. Cuénteme más sobre ese periodo de transición y ese cambio.
Franco murió en el 75 y España empezó a cambiar. Lo que hacíamos, (este tipo de reportaje), fue totalmente despreciado en aquella época porque no era moderno. La modernidad era mirar lo que hacían los de Europa, especialmente Francia. Arles, el festival de fotografía, era lo que marcaba las tendencias.
El trabajo que yo hacía estaba relacionado con lo que se había heredado de Franco. Fotografiar esas tradiciones, ese lado de España, era fotografiar lo que Franco había fomentado. Así que se nos miraba con desprecio y se nos daba de lado.
En los años 80, España fue testigo de una explosión de libertad y creatividad. Parecía que todo estaba por explorar, uno podía hacer lo que quisiera. Y entonces el resto del mundo empezó a interesarse por lo que ocurría en España.
"He visto algunas festividades que han muerto como resultado de su propio éxito, como el Holi en la India. La gente sólo va allí, para decir que ha estado allí".
P: ¿Cómo ha afectado esa modernidad y el efecto de la globalización a las tradiciones y festividades que antes fotografiaba?
Ahora es muy complicado ir a algunas de esas fiestas y hacer el trabajo. Hay una sobresaturación de información, está la prensa, las televisiones locales, los turistas... Y están perdiendo su autenticidad. He visto algunas festividades que han muerto como resultado de su propio éxito, como el Holi en la India. La gente sólo va allí, para decir que ha estado allí.
Hoy en día es muy difícil trabajar en este tipo de eventos. Todo el mundo está haciendo fotos con sus teléfonos. Es una invasión. No sabes qué hacer para componer y crear una imagen limpia, una imagen que no esté anclada en el tiempo, que sea como eterna. Porque estas tradiciones son eternas, pero se están situando en un tiempo determinado por los teléfonos que se ven en las fotos.
He tenido el privilegio de vivir en una España auténtica. Me han acogido en todos los pueblos con las puertas abiertas. Ahora tienes que dar explicaciones de por qué haces una foto, dónde se va a publicar incluso a veces no te dejan fotografiar en absoluto. Cuando vuelvo a los sitios, y a ver a la gente con la que he seguido en contacto, ya no es mi España. No es la España que había fotografiado. No tengo esa hermosa intimidad que tenía con la gente. Han pasado 50 años, medio siglo, ¡y pasan muchas cosas!
Fuente: Magnum (entrevista leída en la página oficial de Magnum y traducida por Miguel Marina para los miembros de este sitio, sin ninguna otra finalidad que dar a conocer el trabajo de esta gran fotógrafa)