Retratos de un chico guapo

es una serie de autorretratos que surgió del amor maternal y de una reflexión sobre el papel del fotógrafo en su propia obra.

Todo comenzó cuando mi madre vio mis fotografías de calle. Aunque le parecieron bonitas, me confesó con esa mezcla de ternura y nostalgia tan propia de las madres que echaba de menos verme en ellas.

Eso me llevó a reconsiderar mi ausencia como sujeto dentro de mis propias imágenes. Inspirado por artistas clásicos como Velázquez en Las Meninas o El Greco en El entierro del Conde de Orgaz, quienes se incluyeron en sus obras, decidí explorar mi lugar dentro del marco. También pensé en el enfoque audaz de Alfred Hitchcock, quien aparecía en sus películas de forma discreta pero intencional, dejando su marca sin pronunciar palabra.

Así nació esta serie: un juego entre presencia y ausencia, en el que el chico guapo —ese soy yo— se convierte tanto en fotógrafo como en protagonista.

De esta forma, rindo homenaje a mi madre, a los grandes artistas que me inspiran y a la idea de que el fotógrafo también puede formar parte de la narrativa visual que construye.

Es un proyecto íntimo, irónico y profundamente personal, donde la mirada del creador se encuentra con su propia imagen.