El día que dejé de beber y empecé a vivir como un cabrón de verdad
- Miguelitor

- 20 oct
- 2 Min. de lectura

Hablemos de alcohol.
Se me pone dura solo de pensarlo.
Pero no como crees, puto borracho.
Se me pone dura del puto ODIO que le tengo.
Odio los bares.
Odio las botellas de diseño.
Odio el ritual de mierda de brindar con veneno.
Todo es una puta estafa envuelta en marketing para que te sientas sofisticado mientras te pudres por dentro.
Hace años que lo dejé.
La mejor puta decisión de mi vida.
Se acabaron los bailes con el diablo, los gastos de gilipollas y las mañanas de querer morirte.
Gané horas. Gané energía. Gané músculo.
Antes era guapo. Ahora soy una puta máquina.
Pero te voy a contar un secreto.
Estuve en Alcohólicos Anónimos.
Querían darme un puto mentor. Un guía.
Un hombro en el que llorar si me daban ganas de volver a la mierda.
Que le jodan al mentor.
Vivo en una isla, a media hora en barco de la puta civilización. Un nido de artistas y borrachos.
Mi batalla no necesitaba un puto comité.
No iba a coger un barco para contarle mis penas a un desconocido.
Esta era MI guerra. Y en mi guerra, las reglas las pongo yo.
Necesitaba un recordatorio. Un puto ancla.
Algo que me gritara a la cara cada mañana quién era.
Así que pacté conmigo mismo.
Ducha de agua FRÍA. Todos los putos días.
Afeitarme. Todos los putos días.
Ese puto ritual espartano me recordaría que soy un alcohólico.
Y que cada día que no bebo es una puta victoria ganada a pulso.
Pero no era suficiente.
Veía a otros ahogándose.
Mintiendo. Buscando excusas.
Conozco esa puta canción. La he cantado mil veces.
Vi el fantasma de lo que yo era en sus ojos.
Entonces me acordé del puto mentor que rechacé.
Y me dije: "A la mierda".
Me convertiré en el puto mentor que nunca quise tener.
Creé un canal de YouTube.
Y cada domingo, en directo, me encierro con los que quieren salir del infierno.
Solo para los que me contactan.
Gratis.
Porque a la libertad de un hombre no se le pone puto precio.
Y sí, lo sigo haciendo.
Y sí, he escrito sobre ello.
Y vas a leer muchas más de estas historias de mierda y redención.
Así que deja de llorar en la barra y de hacerte el interesante con una copa en la mano.
Estás bebiendo veneno y lo sabes.
Pide ayuda, cabrón.
Deja de ser un puto cobarde.
A mí me puedes llamar.
Pero que te quede claro: yo te doy el puto mapa.
El camino lo andas tú.
Solo.
Y con dos cojones.







Yo tambien fui un alcoholíco y tal vez la fotografia me salvo. Tambien fui a alguna reunion de alcoholicos anonimos.
Te sigo por Youtube y por aquí, ya hace algún tiempo, fíjate que sin conocerte, te conocía, y si, le echaste dos cojones y algo más, para sacar esa puta mierda de nuestras vidas, no es un camino nada fácil, y es sin duda uno mismo el que tiene de salir, en el momento que dejas de compadecerte de ti mismo, SALES Y TRIUNFAS, y a tomar por culo el alcohol.
No dejas de sorprenderme. Admiro tu valentía!